sábado, 5 de marzo de 2011

Economistas... tuertos y mamarrachos varios....

Habiendome licenciando en Francia, en la muy honrada y pública "Université Lumière Lyon II", pendiente de que se me reconozca el rango o categoría de "Diplomado en ciencias empresariales" (por ahora han hecho falta 2 ministerios, y no hay una resolución definitiva...). Entretanto yo me considero Economista, sin más... En un país en el que el mayor mérito del señor Abadía (el tuerto) es el de haber calificado a las Mortgage Backed Securities de basura... (que lo son)... sin atreverse a calificar de delincuencial el brío y la pasión con la que en este país un innombrable y poderoso grupo financiero ha realizado la captación de pasivo para Lehman Brothers o para el amigo Bernie Madoff cuyo pufo financiero, trapezoidal o piramidal está a años luz de nuestra tendencia natural a la chapuza... véase el poco-timo de los pagarés nuestro casi entrañable Ruiz-Mateos y su Nueva Rumasa (nuevo holding, mismos vicios...) ... los siguientes articulos o esputos mentales fueron escritos en su día con la malsana intención de llevarme el premio de "periodismo empresarial" convocado por el Fundesem (o Fraudesem, según algunos ex-alumnos), que obviamente y es mi opinión, me ha sido reiteradamente injustamente denegado... Para chulos, Yo, Jorge Martínez... y Dani Trejo haciendo de Machete... muchos menos estragos que los borricos de Standards & Poors, que son los mismos necios que aún le mantenian el máximo rango crediticio a Lehman Brothers (AAA), 2 días antes de que quebrara, y se permiten con sus opiniones de mierda encarecer los intereses de la deuda de nuestro maltrecho país, porque alguien no se sabe donde aún le hace caso a sus rebuznos... Ahi van pues algunas perlas de mi sabiduría...


Suicidio (profesional) de un contable... o Cándido en las finanzas... (Los nombres han sido suprimidos para proteger al inocente)

El hecho cierto es que nada en mis años formativos (y aún menos la Econometría) me hubo de preparar para la triste realidad a la que me iba a enfrentar en el mundo real de las PYMEs...

Tras licenciarme allende los Pirineos tras el cambio de los planes de estudios al sistema de créditos perpetrado por la universidad española y dar algunos tumbos laborales con más pena que gloria, fui a recabar lleno de ilusión a una empresa de inyección de plástico en la que se suponía que iba a llevar la exportación... y de la que salí huyendo despavorido al verme encargado de la centralita, la gestión contable de cobros, el archivo, el envío de muestras y accesoriamente la exportación, así como confrontado a claros síntomas de irracionalidad en la gestión, y heridas en mi orgullo personal como el que tras conseguir que la empresa entrara en el “International Housewares Show” de Chicago, al final todo el mundo se fuera a Chicago menos un servidor, tener que resolver las trastadas de un nuevo “responsable de exportación” (como el enviar las facturas pro-forma de los pedidos siguientes de nuestros clientes para la apertura de las cartas de crédito correspondientes, en vez de faxear la factura del pedido anterior...), un individuo con las dotes políglotas y cosmopolitas necesarias para entenderse perfectamente con los chinos (cuando hablaba con ellos al teléfono, su única réplica era un “yes” repetido hasta la saciedad), y tocarme a mí soportar a “clientes” de origen francés, que luego no nos compraban nada, hasta pasadas las 23H00 acompañándolos a su hotel, a cenar y a los grandes almacenes (¿quién me paga a mí las horas?) mientras que a mis clientes magrebíes (de contado, si no, no sale el container) se me prohibía irlos a buscar al puerto cuando traían las sumas necesarias para completar el pago sus pedidos... Problemas organizativos de la empresa familiar pensé yo...

... Y fui a recabar a una pequeña pero reputada empresa de tecnología de la información especializada en la “Gestión empresarial” (de los demás, como luego llegué a comprender) para llevar la contabilidad y aprender la práctica de la “gestión integral” de una PYME...

... Mi pesadilla empezó cuando comprendí que el hecho de que hubiesen pasado 4 contables por aquella empresa en los anteriores dos años, sin ser forzosamente todos ellos ineptos o perversos como al principio supuse, estuviera más bien relacionado con el hecho de que la gestión contable dependiera de secretaría de dirección (cursillista en un reputado centro de formación empresarial y cuyo sueldo duplicaba el mío) lo cual me deparó grandes momentos de asombro y estupor al : ser auditado yo, en el momento de hacer la proyección de Pérdidas y Ganancias a mitad del ejercicio, aparecer pérdidas... ¿sería tal vez la contabilidad la que dé forma a la realidad, y no al revés...? ; el tener que “picar” uno a uno clientes y proveedores en la nueva aplicación instalada con motivo del paso al Euro (en vez de migrar los datos) ; que sin consultarme se modificara la codificación de clientes y proveedores extranjeros (yo usaba los indicativos telefónicos : + 33, Francia, etc...) por otro absolutamente arbitrario ; y otras lindezas...

Tuve también momentos de gloria, como la reconstrucción casi forense del histórico de amortizaciones (placer sólo igualable con el que deben experimentar los restauradores del museo del Prado, ante una obra reestablecida en su original esplendor), o como poner al día a mi llegada a la empresa (enero) 3 meses de contabilidad atrasada sin mayor consigna que la de “hazlo como se hacía antes” (cursillista dixit) a tiempo del depósito de cuentas, y cierre trimestral de I.V.A., que cuadró y aquello fue una gran noticia... O el preparar el 349 (bendita administración fiscal) en escasos tres días a base de extractos de cuenta de los numerosos clientes y proveedores extranjeros, ya que contrariamente a la creencia de quien me gobernaba, no se generó la información a incluir en el 349 mágicamente con “tan sólo pulsar un botón” (cursillista dixit) ; ya se sabe, en casa del herrero, cuchillo de palo... Y cuando la situación contable propiamente dicha quedó estabilizada, se me recompensó pasándome a tiempo parcial... Entretanto todos los días recordaba con cariño a un maravilloso profesor de 1º de carrera que a su modo, existencial en alguna medida, nos explicaba que la contabilidad no era algo creativo ni emocionante, pero siempre nos podría proporcionar un sustento... Las emociones fuertes vendrían luego...

Los síntomas de irracionalidad más graves surgieron cuando consciente de la fosa que era nuestro fondo de maniobra, debido a la profundidad abisal de la póliza de crédito con la que contábamos (pagar la nómina me parecía el “milagro de todos los meses”), se me reprochó que no invertía tiempo suficiente en elaborar previsiones de tesorería. Insisto : ¿Será tal vez la contabilidad la que dé forma a la realidad, y no al revés...? A lo que no pude sino contestar qué cuantas horas esperaban que pasase delante de la Excel para que hubiese dinero en el banco... Cuando sugerí el pedir una 2ª hipoteca sobre el inmueble (casi completamente saneado), para liberar la empresa del lastre de su falta de tesorería (solución con los tipos hipotecarios en vigor bastante más barata que la de la póliza de crédito) se me miró como supongo que los inquisidores miraban a las almas que salvaban en los autos de fe... Cuando hice mención a que además, por nuestra estructura de crédito a los clientes (pocos clientes de mucho dinero) corríamos graves riesgos en caso de impagados, contratar un seguro de crédito sería a mi humilde modo de entender algo harto conveniente, se me aseguró que aquello era no únicamente innecesario, sino que además el banco con el que trabajábamos habitualmente (el de la póliza) tenía un servicio de Factoring adecuado (que yo supiera, el Factoring es un sistema de descuento, que no siempre un seguro de crédito...) ... Empecé a llegar a la conclusión de que mis estudios de carácter financiero-contable no valían nada confrontados a la realidad de la empresa... Hasta que un día atípico porque normalmente el leguleyo de una ahora extinguida consultoría internacional de reconocidísima reputación (extinción relacionada con el caso Enron) sólo aparecía para bendecir con su hisopo invisible los cierres trimestrales de I.V.A. (y eso que nos facturaban con carácter trimestral por sus servicios aproximadamente el doble de mi sueldo), me pidió un balance en el que debía pasar el importe del saldo (negativo) de la póliza a créditos a largo plazo, y otra serie de modificaciones de partidas con el claro objetivo de que apareciera en dicho balance un fondo de maniobra positivo... ¿Una simulación?

Cuando un poco más tarde comprendí que el propósito de dicho balance era el solicitar otra facilidad de crédito ante otra institución no pude reprimir mi curiosidad hasta descubrir que aquello bendecido con el hisopo invisible del leguleyo y realizado a mi humilde modo de entender con demasiada frivolidad era una práctica que podía entrar sin mucha dificultad entre aquellas contempladas en el código penal : dimití.

Ambas dos empresas siguen existiendo, y me alegro por la mayoría de mis compañeros... Mi record de permanencia como contable en la 2ª no fue roto sino años y tres contables después... (y la coincidencia del saldo bancario, y el contable, sigue siendo al parecer : ficción... como este relato) y mi orgullo no quedó particularmente dañado por ello, por lo demás a título personal elegí una vida de “mentiras y traición” como comercial o traductor-interprete, Free-Lance en la mayoría de las ocasiones... y sigo esperando que el mundo le ofrezca un trabajo (tal vez digno) a un economista trilingüe... ¿quién sabe si alguna vez me dedicaré al periodismo, o escriba algún artículo?... Entretanto he de cultivar mi jardín, esperando que en el mejor de los mundo posibles, sean los contables los que creen la realidad... mientras tanto trabajemos sin razonar, es el único modo de hacer la vida soportable...

Racionalidad económica, mercados financieros, juegos de azar y apuestas deportivas…

Ciertamente, no hay nada más legítimo que esperar una rentabilidad por su dinero, tanto o más que la esperanza de que el trabajo de uno sea remunerado, o al menos estas son las dos formas más comúnmente aceptadas de “ganarse la vida” honradamente…

Lamentablemente las inversiones financieras se caracterizan por obligar a los individuos a arbitrar entre riesgo y rentabilidad, y destacaré al respecto que la gran victoria del monetarismo frente al keynesianismo ha tenido como consecuencia directa la reducción de los déficits públicos por lo que los mercados monetarios, tradicionalmente sin riesgo a menos que se desee invertir en deuda pública de países de dudosa solvencia o en los que el “estado fiscal” nunca ha pasado de proyecto, no pueden ya sino ofertar una rentabilidad negativa una vez tenidos en cuenta los perniciosos efectos de la inflación : Rentabilidad F.I.A.M.M., 2% ; inflación, 2,5 % ; rentabilidad real, - 0,5%. Quedan pues los mercados llamados de valores, pero el reciente hundimiento de los sectores mal llamados de “nuevas tecnologías” (aunque ciertamente las compañías que sacaron su capital a flotación enriquecieron sustancialmente a sus socios primigenios), como el de los mercados asiáticos del 97, así como otros “crashes” anteriores me han incitado a pensar que esa tendencia a la “sobrevaloración de activos”, así como la brusca corrección de la misma por el mercado (desplome de las cotizaciones) sean tal vez algo sistémico. Nada sorprendente si tenemos en cuenta la escasa profundidad y amplitud de los mercados de valores frente a la tremenda capacidad de creación de riqueza (y lógicamente de masa monetaria) de la economía real. Si el dinero no pudiera más que afluir a un ingente mercado organizado de vehículos de segunda mano, estos no podrían sino verse sobrevalorados al cabo de unos pocos días. Aunque ciertamente el público en general tiene una idea más racional a cerca del valor un vehículo de ocasión que sobre el Valor Actual Neto de los dividendos esperados de un título en particular (o valor teórico de la acción), y desde luego se dejaría influenciar en menor medida por opiniones ajenas de expertos, gurús, o sociedades gestoras de valores a la hora de comprar un vehículo de ocasión en un mercado organizado cuyos mecanismos desconoce y que sin embargo otros agentes económicos (generalmente mediadores en el mismo) sí afirman conocer.

En cuanto a los activos llamados atípicos, España, con la intervención del mercado filatélico por parte de los poderes públicos nos brinda otro maravilloso ejemplo de los paralogismos cometidos por los agentes económicos. En un mundo en el que la secta racionalista a la que pertenezco : Los Economistas, no reconocen certidumbre más que en la muerte y los impuestos, una ingente tropa de agentes comerciales a los que supongo muy pocos escrúpulos, o acuciantes necesidades (cargas familiares, y objetivos que cumplir) eran no obstante capaces de convencer a sus semejantes de la existencia de un mercado filatélico de crecimiento continuado e ilimitado que reportaría una rentabilidad superior a la de los mercados financieros, sin riesgo (recordemos que un mercado no lo componen sino los agentes económicos dispuestos a gastarse su dinero en algo… de ahí las dificultades a la hora de cuantificarlos). Bueno, la afirmación una vez más no se sustenta sino por la propia capacidad de los agentes mediadores para que el dinero afluyera hacia los activos propuestos por ellos mismos, y la comparación con los sistemas de comercialización piramidales resulta flagrante. De no haber sido un oligopolio controlado básicamente por dos entidades, el mercado filatélico hubiese sido tan creíble como el mercado de cromos de béisbol, o el de cómics de segunda mano en los EE.UU., donde la ingente cantidad de agentes económicos que compran, venden o intercambian de modo autónomo e independiente garantizan la liquidez del sistema. E invito a cualquiera a que verifique cuanto se está dispuesto a pagar por una edición original del nº1 de Patrulla X (coste original, escasos 15 céntimos de U.S.D.) o un cromo de béisbol de Babe Ruth.

En cuanto a los juegos de azar, al menos consideramos que todos somos iguales ante las posibles bendiciones que las loterías nacional o primitiva puede depararnos, brindándonos al menos dos conclusiones : que los españoles sino somos buenos y benéficos por naturaleza como preconizaba la constitución de 1812, al menos parecemos ser bastante solidarios al celebrar con gran euforia que el gordo de la lotería de navidad quede al menos “bien repartido” si no nos toca a nosotros y que la combinatoria racionalizable hace que las probabilidades de acertar 6/49 en la primitiva sean de 1/24.000.000 aproximadamente, por lo que a parte de la venta de un billete premiado por temas de fiscalidad, la especulación queda excluida del “juego”.

Analicemos pues otro juego de azar puro : la ruleta, las posibilidades de acertar un número serán siempre de 1/36, y del 50% en lo concerniente a las modalidades par / impar y rojo / negro con las ventajas añadidas de que el resultado de la apuesta es absolutamente neutro con relación al comportamiento de los agentes que participan en el juego (o participan en el mercado) : no influyen ni el pánico, ni la euforia, no hay gurús, ni agencias intermediarias, ni comerciales depredadores… tan solo azar, en cierta medida parametrable…

Destacaré que así como soy averso a las tragaperras : siempre he tenido la impresión de que la máquina “juega sola” y la certeza de que el programador de la misma a la hora de establecer el ciclo de premios ha estimado un beneficio más que razonable para empresa explotadora de la maquinita emisora de melodías hipnóticas y de lucecitas de colores… dudo sin embargo que Heraclio Fournier (o sus sucesores) perciban renta alguna de las partidas de póker o blackjack en las que sus cartas toman parte, y que teniendo en cuanta mis aficiones estadísticas así como el placer de interactuar en aquello en lo que participo, sumado a cierta habilidad en los descartes, me han ganado el sobrenombre de “El albañil”, ya que ante las contingencias del azar, o la mala suerte en la distribución de cartas (el dichoso factor aleatorio), es decir : ir con un juego tan malo que sólo se podría definir como “proyecto de pareja”, me paso gran parte de la noche “construyendo escaleras”. Por lo demás han ustedes de saber que en la mayoría de los casinos de España los crupieres de blackjack son meramente jugadores ejecutivos (es decir, ejecutan una política no definida por ellos, por lo que carecen de iniciativa), con la consigna de plantarse en 15 o superior, y pedir carta en 14 o inferior, lo cual ha de conferirles cierta ventaja… aunque les aconsejaría fuesen ustedes igualmente conservadores, tengan el 16 por cifra mágica, les bastará…

Y por fin, y a modo de conclusión de mi razonamiento : fíense a la hora invertir en su propia inteligencia e intuición que en un país que cuenta con 20 millones de potenciales seleccionadores nacionales aplicamos generalmente a lo único que a casi todos nos apasiona : El fútbol. Aproveche Ud. las oportunidades que le brinda la implantación en España de sistemas de apuestas deportivas hasta hace poco propias del mundo anglosajón, e invierta (juegue / apueste) sin temor a convertirse en un ludópata (sólo engendran ludopatías aquellos juegos en los que la remuneración es inmediata). Cree un sistema de juego propio y séale fiel, e intente evitar las situaciones en las que se mezclen componentes de índole afectivo y/o emocional : evite apostar si el equipo de sus amores está involucrado (aquel por el que tuvo que explicarle a la mujer a la que amaba que en su vida hay once hombres a los que adora, en el sentido casi religioso del término). He de reconocer yo mismo que daba en la última edición de la copa del mundo de la F.I.F.A. a Suecia como seguro ganador contra Trinidad y Tobago, y que ciertamente hubiese perdido dinero de haber apostado por ello (Suecia no pasó del empate)… pero como en una cartera de valores diversificada, me hubiese rehecho en otros partidos. Por lo demás, coeficientes aparentemente bajos como 1,20 son financieramente brutales : ningún banco le va a ofrecer a Ud. un 20% de rentabilidad en un par de días, ni hay valor en la bolsa que tenga semejante volatilidad (al menos en países civilizados). Me dispuse sin embargo a disfrutar de la final del mundial como simple espectador : el resultado posible me parece demasiado abierto como para apostar por ninguno de los contendientes en liza, de hecho así me lo parece desde las semifinales…

A modo de conclusión, destacar que del juego como de la especulación bursátil se aprende mucho más de las derrotas (pérdidas) que de las victorias… y es necesario también saber retirarse a tiempo, pese a los espejismos de ganancias sustanciosas. Es tan sabio quien vendió sus acciones de Terra en el momento en que salieron a cotización oficial (sin esperar al “pico”), como quien sentándose de nuevas en una mesa de póker con tres jugadores más se retira al ir con un póker de cuatros de salida : depredadores y desaprensivos los hay en todas partes… 

En cuanto a la praxis :


http://www.betandkojack.com/public/Week-of-Mon-20121105/000020.php

Este, y algunos ejemplos más en : http://www.betandkojack.com/


Curtis Stigers, The Revelator ; http://www.youtube.com/watch?v=b6NDdF-R2uk



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